Buscando un rayo de luz

El 21 de Marzo pasó y la primavera todavía no ha llegado. 

Nos levantamos un día más con el cielo triste, la temperatura heladora y precipitaciones que no dejan de caer e inundar las calles. Parece una paradoja de nuestros tristes telediarios, enfermos que luchan con la fría soledad y de los minutos que pasan cada día pero que no acabamos de creer estar viviendo.

La Tierra nos demuestra su lado más humano. Llora de dolor y enferma con cada punto del mapa que se ve infectado. En esta partida, no jugamos países pobres contra ricos, ni americanos contra europeos, es una emergencia global. Eso sí, por desgracia en desigualdad de condiciones. Pero, ahí está ella, la madre naturaleza en cada uno de los puntos geográficos sufriendo con esta epidemia.

Sin embargo, no creo que este maldito bicho haya sido el desencadenante porque nuestro planeta lleva un tiempo chillando y pidiendo que empecemos a cuidarlo. En estos días, dicen que hemos sido capaces de bajar los índices de contaminación. Pero, ¿realmente esto es un cambio? Verdaderamente no lo creo. Estas disminuciones en las emisiones de dióxido de carbono no son intencionadas, solo son un parón obligado a esa producción industrial, que además, se encuentra en los lugares donde consigue el mínimo coste, para siempre seguir consiguiendo el máximo beneficio. Porque los atascos han desaparecido, pero volverán. Porque cuando las tiendas vuelvan a abrir volveremos a hacer un consumo desmesurado e innecesario. Porque seguiremos malgastando el agua y la luz cuando no seamos conscientes el poco tiempo que estemos en casa. 

¿O no? Porque quizás podamos descubrir nuevas formas de vida algo más sostenibles y disminuir nuestra huella de carbono. En nuestras manos está aprender a utilizar toda la comida que hemos almacenado en las despensas o volver a salir para seguir comprando de forma desmesurada y desperdiciar tanta comida que no sabemos valorar. Y así un montón de ejemplos más.

Al final la Tierra nos llama y reclama nuestra atención. Los cambios naturales suceden a lo largo del tiempo, y todo forma parte de un ciclo porque la naturaleza va cambiando. Otra cosa distinta es que nosotros aceleremos estos procesos y seamos los verdaderos culpables de su (nuestra) extinción. De hecho, antes de empezar con todo el estado de alarma, comentábamos que cuando derrotemos esta epidemia, en unos años tendremos que enfrentarnos a otra medioambiental.

La siguiente foto es de hoy a las 20,00 horas cuando hemos salido a aplaudir. El cielo, después de llevar desde anoche nevando, lloviendo, granizando ha mostrando ese rayo de luz. Después, a la media hora ha vuelto a diluviar. Es una causalidad, o no, quién sabe, pero son de las cosas que a una la hacen inquietarse y empezar a preguntarse. En nuestras manos está revertir o al menos frenar una nueva lucha, y está claro que somos  los únicos responsables de hacerlo efectivo un cambio en nuestro día a día. También, el de romper nuestro pequeño efecto invernadero y ser luz para los otros por los que la Tierra llora hoy.

#YoRompoMiEfectoInvernadero
#BuscaUnRayoDeLuz





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