Hiperconectados

En estos días nuestros móviles también sufren una crisis, en este caso de la sobreinformación. Los mensajes y las noticias nos bombardean sin filtros: Fake News que nos hacen perder el control y aumentan la incertidumbre, telediarios que parece que están en bucle y día tras día refuerzan las mismas tristes noticias, whatsapp con bulos o remedios mágicos... Sin embargo, es en las redes donde también vemos grandes muestras de solidaridad y apoyo mutuo. 

Pasamos más horas delante del ordenador que cara a cara. Todo llega a través de conexión Wifi: tareas académicas que suplen las clases presenciales, teletrabajo, clases de inglés, entrenamientos deportivos... En definitiva, hemos cambiado las calles por la fibra óptica.

Valorando sus ventajas y desventajas durante estos días encuentro dos características que a la vez pueden ser tanto positivas como negativas:
  • La instanteneidad que nos permite recibir y mandar continuamente datos. En la que no hay barreras temporales ni espaciales porque en un solo click somos capaces de recorrer millones de kilómetros en unas pocas milésimas de segundo.
  • La universalidad la cual nos permite estar dentro de una red en la que miles de millones de personas tienen acceso y sobretodo, encuentran un espacio en el que poder desarrollar diversas competencias.
En estos días creo que todos somos muy extremistas y solo encontramos dos opciones: sumergirnos dentro de las redes o evadirnos y crear nuestra burbuja exterior. No sé cuál es la más saludable o la que a largo plazo nos va a proporcionar mayor bienestar. Ahora, sí tengo algo claro, que tenemos un gran poder en nuestras manos.

¿Cómo hubiéramos vivido una pandemia igual a esta hace 100 años? Ni cartas, ni palomas, ni mensajeros podrían haber competido en esta carrera. Porque si hay algo que se ha propagado mucho más rápido que ese agente patógeno es la información, y la información o se está transmitiendo o muere. De hecho, los datos con mayor poder de propagación son aquellos que llegan a más personas, y muchas veces son independientes de que su contenido sea bueno o malo. Un ejemplo sencillo, ¿quién no ha oído hablar de "La Isla de las Tentaciones"?

Además, si hay algo que una a las personas es sentirse dentro de una misma etiqueta, dentro de una misma realidad. En este sentido, creo que vivimos en un momento en el que la soledad es una gran problemática social, y sentirse dentro de una red virtual, en muchos casos, puede ser un gran suplemento a esa red de apoyo presencial.

Yo, en estos días, personalmente veo el virus correr más rápido por la fibra óptica que por las calles. Los mensajes de apoyo, las fotos de los dibujos de los niños, las cartas vía email que llegan a las UCIS, las quedadas de las 8 que empezaron en una difusión, el proyecto de hacer respiradores con impresoras 3D... Y un sin fín de iniciativas más.

Finalmente, si hay algo que dicen que caracteriza a nuestras últimas décadas es la globalización. Sin embargo, por mucho que las mismas marcas, mismas noticias, mismas redes sociales, mismos influencers... circulen por diversas parte en nosotros sigue habiendo una pantalla que no nos deja acercarnos a esa universalidad. Porque si verdaderamente fuéramos universales e instantáneos no seríamos insensibles ante realidad que seguimos viendo lejanas o inmunes en nuestra sociedad (pobreza, violencia, educación, igualdad...) Pero, no a través de esa información que nos satura y nos genera respuestas rápidas e incoherentes o información que recibimos "a medias" o "coloreada" por distintos medios. A lo que me refiero es a una conexión sin fronteras temporales y espaciales en la que se reflejen todas las realidades. 

No quiero salir de esta hipercomunicada sino hiperconectada, sabiendo que con un solo click puedo transmitir mi mejor energía hasta el lugar más remoto. Porque creo que si hay algo que nos compromete con el cambio es la sensación de pertenencia, sentirnos dentro de una misma red que flota hacia un nuevo "destino".

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